lunes, 5 de febrero de 2018

Origireto2018: Febrero #2

No sé cuánto tiempo esperamos, pero a mí no me ha parecido más que unos pocos segundos, debido a la distracción que suponían las maravillas que me rodeaban.

—Siento haberte hecho esperar.

El hada vuela hacia una figura que aparece del agua, propietaria de esa voz.

Ante mí aparece una... ¿persona? No sabría definir muy bien qué es. No es nada que hubiese visto antes —o por lo menos, que recordase, dada mi repentina falta de memoria—. Es una mujer, de cintura hacia arriba recubierta de fuego que me da la sensación de que me quemaré si llego a tocarla, y por piernas tenía una cola de sirena azul cielo, que se confundía con el agua. De su espalda salían cuatro alas que parecían hechas de las mismas nubes que he visto en los árboles.

Vuela con sus alas-nube, y se posa en una roca cercana a mi posición, acariciando sus cabellos de llameante fuego naranja con una sonrisa en su rostro.

Sonará estúpido, pero en ese momento lo único en lo que podía pensar era en cómo el fuego no se apagaba al sumergirse en el agua.

—¿Quién... qué...?

Las palabras no salen bien de mi garganta, y me siento la persona más torpe del universo. Siento el picor en mis mejillas, que indica que me he sonrojado, pero ella tan solo sonríe.

—¿Qué soy? —pregunta con diversión—. Soy una mortana.

—¿Mortana...?

—Somos seres propios de este lugar, recibimos a los recién llegados. Puedes llamarme Marshal.

—¿Tú sabes por qué estoy aquí? —pregunto, con ansia de saber qué me ha llevado hasta este lugar tan... extraño, y sin duda exótico.

—Yo lo sé todo. Sé todo lo que sucede en estas tierras. Mi especie controla este lugar, sabemos hasta cuándo muere la más insignifiante hoja —acaricia el musgo de la roca con suavidad, y para mi sorpresa su mano de fuego no lo quema.

—¿Sabes entonces por qué suena esa canción todo el rato?

La mortana, como se ha definido a sí misma, sonríe más y tengo la sensación de que está burlándose de mí, como si yo fuera u entretenimiento suyo.

—Lo sé, claro que lo sé —se burla—. Pero te lo diré a su debido tiempo.

—Por lo menos dime quién canta —pido.

—No te impacientes, ya lo sabrás —ríe, y es una risa que, como todo a mi alrededor, parece hechizarme.

—Entonces, ¿por qué cada vez siento que mi cuerpo pesa menos?

—¿Siempre preguntas tanto? —rueda sus ojos, de un tono escarlata que destaca entre las llamas—. Oh, perdona, que no recuerdas mucho.

—Estoy empezando a pensar que no tienes ni idea y me estás haciendo un lío —me cruzo de brazos, y vuelve a reírse.

Se sumerge en el agua y al instante sale, usando sus alas para ponerse a mi altura.

—Ven conmigo, ¿quieres? Voy a enseñarte algo —dudo en aceptar su mano, y añade—: También responderé tus preguntas. ¿Quieres saber por qué estás aquí? ¿Y quién canta esa canción?

Asiento, y me lo planteo más. Su mano echa chispas de fuego, y la miro. Sus ojos transmiten una sensación que embriaga cualquier pensamiento que pudiese tener, y sin darme siquiera cuenta, ya he aceptado. Extrañamente, no me quemo. Tan solo es una sensación cálida y, como todo en ese lugar, hechizante.

—Perfecto —desciende rápidamente y nos sumergimos en el agua, sin darme tiempo a reaccionar.

Me desespero al hundir la cabeza en el lago. No recordaré muchas cosas, pero sí sé que no puedo respirar bajo el agua y que acabaré ahogándome. Sin embargo, me sorprendo al poder respirar con total normalidad.

Miro a Marshal, cuyo fuego no se ha extinguido. Sigue brillando con sus flameantes llamas, y veo que está divirtiéndose con la situación.

—Puedes respirar, no te preocupes —se ríe.

Me avergüenzo, pero no digo nada. Me dejo llevar por ella, admirando el paisaje tan exótico como el exterior. Hay algas de colores neón, flores hechas de burbujas, piedras de diferentes colores y formas, desde corazones azules hasta estrellas rosas. Los peces no se quedaban atrás, tan exóticos como las mariposas que he visto anteriormente. Nos rodean las ninfas de agua y sirenas de diferentes colores en sus colas, que nadan con giros, alegres.

A lo lejos, distingo la forma de un castillo. Mediante nos acercamos, veo que se alza en medio de un gran coral lleno de casas iluminadas por flores de fuego que, como Marshal, no se apagan.

Nos dirigimos al castillo, que tiene muchísimas puertas decoradas, cada cual con un símbolo extraño: una estrella sobre la silueta de una almeja. Nos detenemos en una de las entradas y Marshal habla con una sirena que aguarda en la puerta, en un idioma que no conozco.

Mientras, la canción que no he parado de escuchar desde que desperté, era más lejana mediante nos acercábamos al castillo. Siento un revoltijo en el pecho. Extraño esa voz, esa melodía, quizá porque me había acostumbrado a ella.

—Pasa —dice Marshal, y entro en una habitación oscura que Marshal ilumina con su propio fuego.

La puerta se cierra, y me doy la vuelta para mirarla. De repente, la noto demasiado cerca mía, y retrocedo por inercia, chocándome contra una pared.

—¿Qué ha...? —sonríe y me calla, poniendo un dedo sobre mis labios.

Miro sus ojos escarlatas, y quizá ese es mi error, pues vuelven a hechizarme. Quizá por eso no digo nada, ni me resisto cuando sus labios de fuego tocan los míos.

Siento que me quemo, pero no me resisto.

Cierro los ojos, y cuando los abro, no estoy con Marshal. Estoy en una habitación de hospital, y una chica canta al lado de lo que es mi cuerpo. No entiendo por qué me veo a mí mismo, por qué me siento tan ligero, y distingo su voz como la que había estado cantando siempre. Un pitido repentino suena, interrumpiéndola, y llora desconsoladamente.

Empiezo a recordarlo todo. Ella, una cita, un beso, una carrera, un coche, la oscuridad...

Nuestra canción favorita...

—Ahora estarás conmigo para siempre.

Me giro para ver a Marshal, que sonríe con arrogancia.

—¿Quién... eres? —mis lágrimas caen sin detenerse, sé cuál es la respuesta.

Me rodea con su cuerpo en llamas y en mi oído susurra:

—Soy la muerte, y tú ahora me perteneces.

Salut lectores :3

Aquí está mi segundo relato de febrero. Es el número 16 (esta vez sí), milpalabrista, que consistía en crear un ser nuevo (en este caso, sería Marshal, o la muerte, como le queráis llamar). Y está unido al otro relato, asi que sería heróico y es en primera persona, por tanto asuntos personales.

Por alguna razón, en Wattpad me aparece como 1008 palabras y en Word como 1050 tras hacerle sus ediciones porque me pasaba contando en Word. De cualquier manera, es milpalabrista XD.

Bueno, si no lo habeís entendido, sería un chico que estaba entre la vida y la muerte y todo lo que veía no era nada más que una especie de limbo entre ambos. No sé, me pareció buena temática. La canción era su novia cantando para que despertase, y pues Marshal representaría la muerte, sentenciándole con un beso. Siempre quise hacer algo así y me pareció buena idea darle otra forma a la muerte que no fuera la que todes conocemos. Por eso el protagonista se iba sintiendo más ligero mediante se acercaba al lago, porque iba dejando su vida atrás.

También me iba entrenando pa cuando me tocase el sin género XD.

Como siempre, podéis encontrar las bases aquí 

Aquí está la pegatina 



¿Merezco comentario/voto? ¿Disparo? ¿Tartita?

Au revoir! Nos leeremos proonto :3




 

5 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Vaya, me ha gustado mucho. También tu forma de unir este relato con el anterior.
    Aunque al final has explicado lo que querías decir con tu historia, he de decirte que no hacía falta, se entiende perfectamente.
    Muy chulo.
    Un besazo.

    ResponderEliminar
  2. ¡¡Hola!! Vaya, a mí me salen 1046 palabras xD pero sí, Milpalabrista en cualquier caso :3 enhorabuena por el relato, tienes continuamente una sensación de extrañeza al leerlo, como que algo no está bien, y finalmente descubres el porqué. Muy acertado, buen personaje ese ser al que has creado, que en realidad tiene el aspecto original de las sirenas mitológicas, que originalmente poseían un par de alas y en ocasiones también dos, aunque no estaban rodeadas de fuego. Solo Un consejillo, revisa el tiempo del relato, mezclas verbos en pasado en una historia en presente y queda un poco confuso. Enhorabuena por tu pegatina de febrero completa ;3

    .KATTY.
    @Musajue

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, gracias. Sí, las sirenas mitológicas tienen alas y por eso me inspiré un poco en eso, y para distinguir le añadí el fuego XD.

      Y sí, tengo que entrenar lo de los verbos en pasado y presente porque es que estoy acostumbrada a escribir en tercera, entonces mezclo todo XD. Cuando lo releí fui corrigiendo pero fijo alguno se me habrá escapado XD.

      ¡Gracias por tu comentario! :3

      Eliminar
  3. Yo al principio del relato: Oy, qué bien, me voy a enterar de qué hace en el bosque por fin.

    Yo al final del relato: *meme de Emosido engañado*

    Bromas aparte,un giro muy interesante (aunque cruel xD) <3

    ResponderEliminar
  4. Estoy con Carlos en el país de Emosido engañado xddddddd
    De todos modos, vas dejando pistas a lo largo del relato porque como dice Ailina, se hace extraño, como que algo no encaja. Particularmente me ha gustado más este que el primero, aunque me han desconcentrado los cambios de presente a pasado pero sólo se daban al inicio.
    De nuevo la pegatina completa ¡te vas a aburrir de ganar puntos! :)

    ResponderEliminar

Comenta siempre algo constructivo :3 ¡Ayuda a mejorar a la autora!