Aún no sé cómo he
aceptado a hacer esto, y creo que no lo comprenderé. Pongo las manos en
mis brazos, frotándome la piel debido al frío, y miro al frente con
mucho, mucho temor.
¿Quién me manda a mí a hacer caso a Neko? Debí convencerla de que era muy mala idea...
—¿Shiro? ¿Estás bien?
Desde el asiento de
atrás, Neko se apoya en nuestros respaldos y me mira con sus ojos
dispares, de azul y verde, curiosos. Tiene un gran sentido de la
percepción, es normal que haya notado mi temor.
—Sí, estoy bien —sonrío, intentando que se vea lo más creíble posible.
—Me parece que tienes miedo, Shiro —comenta Kuroh, quien conduce, con cierta burla.
Le miro mal y luego acaricio la cabeza a Neko, quien me mira con preocupación.
—Tranquila, estaré bien —río, aunque se nota mi nerviosismo.
Es decir, creo que
cualquiera con algo de sensatez se asustaría ante la perspectiva de un
manicomio oscuro por la noche. Es injusto que Kuroh y Neko parezcan tan
tranquilos y yo aquí, temblando como una gelatina.
—Kuroh, ve más despacio —pido, viendo con temor que la aguja que marca la velocidad del coche se está disparando.
—No voy tan rápido —me
mira con su habitual serenidad, como si ciento cincuenta kilómetros por
hora no fuera nada fuera de lo común.
—Por favor, Kuroh —insisto, y veo con alivio que la velocidad comienza a bajar.
—¡Shiro! ¡Así vamos muy lento! ¡Más rápido! ¡Más rápido! —se queja Neko, manoteando al aire con las mejillas infladas.
—Neko, aquí hay muchas curvas y...
No acabo mi frase porque
veo una luz blanca que me hace gritar del terror. He leído muchas
historias, y varias de tipo paranormal. Kuroh me mira con una curiosidad
latente en sus ojos y Neko se ha escondido en el hueco entre el asiento
delantero y el trasero debido al susto.
—¿Shiro? ¿Pasa algo? —pregunta preocupado, y yo señalo el lugar de donde procede esa luz blanca.
—Fantasma... —alcanzo a
murmurar, y Kuroh frunce el ceño mientras toca su katana, que me ha
tenido que dejar para conducir, con cierto aire de advertencia.
—Nos acercaremos más
—declara, y yo solo puedo pensar que quiero volver a casa, a la academia
donde pasamos tan felices nuestras vidas.
—Shiro... Tengo miedo... —dice Neko, saltando de atrás a delante con gran habilidad, y sentándose en mis piernas.
Acaricio su cabello rosa claro, y sonríe encantada. Le gusta que le acaricien, y me alegra que eso la calme.
—Tú fuiste la que quería venir, Neko —le recuerdo.
—Exactamente —suspira Kuroh.
Mediante nos acercamos, la luz se va haciendo cada vez más grande, y rodeo a Neko, abrazándola para reconfortarnos a ambos.
Miro a Kuroh, cuyos ojos azules no reflejan ningún tipo de temor, y no puedo evitar sonreír ante su seguridad.
—No es nada, ¿lo veis?
—indica las luces de las motos que están ahí aparcadas, cuyos
propietarios
están de fiesta—. ¿Más tranquilos?
Asentimos y Neko se acomoda más en mi regazo, negándose así a volver al asiento de atrás.
Neko y Kuroh empiezan a
discutir por eso, pues ella no se quiere mover y él le insiste en que lo
haga. Yo solo me dedico a ver su discusión, riéndome de las graciosas
caras que pone Neko.
—Déjala, Kuroh —intervengo—. No me molesta que esté aquí.
Se resigna mientras ella hace una mueca infantil de victoria y me da las gracias por ayudarla a ganar esa batalla verbal.
Como está sentada encima mía, tengo que darle la katana de Kuroh para que la sujete en mi lugar, y empieza a jugar con ella.
—Gata tonta, no juegues con eso, es peligroso —Neko le saca la lengua.
—No va a pasar nada —niega mientras airea la espada, que está al menos enfundada.
—Neko, no debes jugar con eso —regaño—. Es peligroso.
—¡Shiro~! —se queja—. No va a pasar nada, lo que pasa es que Kurosuke es muy quejica.
—¡Yo no...!
Se interrumpe al ver que se ha despistado al coger una curva, y el coche da un giro algo brusco debido a su rápida acción.
—Kuroh, por favor, mira la carretera —pido, recuperándome del susto que me ha dado el repentino giro.
—Lo lamento, Shiro. Si esta gata tonta no...
—¡No soy una gata tonta!
—Venga, Neko, Kuroh, dejad de pelear...
Acaricio el cabello de Neko con una mano, y la otra la pongo en el hombro de Kuroh.
—Shiro, ¿por qué lo hemos traído? —se queja Neko—. Podría haberse quedado en casa.
—Eso me pregunto yo contigo —objeta Kuroh.
—Venga, yo no iba a venir tranquilo si solo me acompañaba uno a esto. Mientras más, mejor.
—Yo te protegeré, Shiro,
no te preocupes —dice Kuroh, de una forma casual, pero eso no evita que
mi sonrojo me pique en las mejillas.
—¡Yo lo cuidaré mejor que tú! —salta Neko.
—Lo dudo, gata tonta.
Siguen con su discusión y
no puedo evitar suspirar. Esos dos pueden llevarse bien algunas veces,
pero otras se llevan demasiado mal. Cuando lo último sucede, debo hacer
siempre de mediador para que no acaben saltando uno encima del otro.
—Venga, ya vale
—interrumpo—. Los dos sois imprescindibles, sois como mi familia
—sonrío—. Así que, si aparece un fantasma o algo así, vosotros vais
delante mía.
—No aparecerá nada —asegura Kuroh, pero Neko tiembla.
—¿Cómo lo sabes?
—Esas cosas no existen, gata tonta —recrimina—. Pero no te preocupes, Shiro, ya te he dicho que te protegeré.
El sonrojo sube de tono. No me acostumbro a que me diga ese tipo de cosas tan fácilmente, aunque lo haga todos los días.
—¡Tonto, ya te he dicho que no me digas así!
—Gata tonta —repite, girando el volante en una curva muy cerrada.
—¡Kuroh! —Neko se cruza de brazos y hace un puchero en protesta.
—Deja de hacer el tonto y suelta mi katana, que la vas a romper.
—No se va a romper —al cruzarse de brazos, la katana ha quedado con una parte fuera del coche, por la ventana.
—Venga, Neko —animo—. Déjala, que ya mismo llega... —el coche se para antes de que termine, sorprendiéndome.
—Ya hemos llegado —me corrige Kuroh, y yo siento la falta de hidratación en mi garganta.
Neko le tiende de mala
gana la espada a Kuroh, que ya ha salido al exterior, y la coge mientas
da un pequeño rodeo para abrir mi puerta.
Cuando lo hace, Neko es
la primera en salir y Kuroh rueda los ojos mientras yo salgo y miro con
respeto la edificación abandonada.
Aquí es donde empieza la prueba de valor que Neko se ha empeñado tanto en hacer.
Salut lectores~.
Aquí dejo el primero de este reto.
Es un relato participante en el #OrigiReto2018, con el número 20 «algo que suceda en una carretera por la noche».
Las normas están aquí
¿Merezco comentario/voto? ¿Disparo? ¿Tartita?
Au revoir~. Nos leeremos pronto~.
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