Sonríe. Sonríe sólo como un hombre podría hacerlo. Orgulloso de sí
mismo, de sus acciones, como si no hubiera nadie mejor que él.
Porque, de hecho, no hay nadie mejor que él. No todos los hombres
podían decir que había estado con siete chicas diferentes en una semana.
Que fuera voluntariamente, era otra historia.
Pone las manos en los bolsillos mientras pasea delante de la sala
de espera de la comisaría, aparentando preocupación cuando ni siquiera
había denunciado nada. Veía a la mujer pelirroja que le grita unas
cuantas cosas a una chica que llora en brazos de otra.
La madre de Anna, Carla, de cuarenta y cinco años, es la que grita a Katherine Martínez, de padres colombianos, y la novia de Anna que
llora en brazos de Jessica Gutiérrez, la mejor amiga de Anna.
Conoce la vida de todas ellas. No por nada ha estado vigilando a Anna
día y noche. Katherine es una buena muchacha, pero tiene lo mismo de
guapa —a pesar de su piel oscura— que de desconfiada. Sabe al instante
cuándo alguien tiene malas intenciones, no como Anna, tan ingenua.
Jessica es guapa, con su pelo rubio tan bien cuidado, pero no es su
tipo. Muy común.
Anna es, sin embargo, perfecta. Su pelo rojo es tan inédito, siendo
natural, que no puede parar de tocarlo y ansía volver a su habitación
para volver a tocarla. Su ingenuidad es maravillosa, pensando lo mejor
de cualquiera. Sus ojos verdes brillan cuando está al lado de Katherine,
aunque le da asco cuando se besan, como si fuera algo normal.
¿Quién cojones ve normal a dos tías enrrollándose? Él, al menos, no.
Pero le quitaría la tontería, él lo lograría. Carla no tiene ni idea de
cuánto sufre su hija porque sabe que ella la odiará si Anna le dice que
está líada con una tía negra inmigrante. No quita razón a Carla, pero
odiar a Anna no es la manera.
Tiene que tener un hombre, un
hombre de verdad, a su lado. Se dará cuenta entonces de lo antinatural
que es estar con una mujer, y abriría los ojos. Ya la ha visto
disfrutando antes, y le haría disfrutarlo de nuevo. Esta vez le
obligaría a no llorar, porque odia que llore.
También odia
que diga el nombre de Katherine, pero eso ya no lo hace. Le tuvo que dar
unos golpes, pero ha obedecido. No quiere golpearla, pero las mujeres
no entienden otra manera.
Se sienta detrás de las dos chicas,
la madre de pie mientras llora y responde a las preguntas del policía
que se ha acercado a ellas.
—¡Estoy segura de que es algún traficante con los que esta negra se junta!
—chilla Carla, señalando a Katherine.
Katherine no pertenece a
ninguna banda, porque si no él habría actuado antes. Carla está
equivocada en eso, pero lo divertido es ver las reacciones de las
familias. No mató a ninguna de las chicas anteriores solo por eso, por
ver su reacción y la de sus familias, y la impotencia al no poder
atraparle.
Era maravilloso observar su día a día, cómo trataban de
reconstruir su vida pero siempre inseguras, cayendo de nuevo en el
miedo cada vez que alguien les tocaba. Con ellas es divertido, pero con
Anna será maravilloso, porque él ha visto la alegría con la que siempre
saluda al día, la sonrisa con la que se va a dormir. Anna no se iría. No
es como las demás, a las que observaba por aburrimiento y las
disfrutaba una noche.
No. Anna es diferente. Anna estará con él.
Será difícil al principio, como todo lo que se hace por primera vez,
pero ella aprendería a quererle, a golpes si era necesario. Aprendería a
ser una buena mujer, porque él quiere a Anna como una mujer decente,
que sepa limpiar, cocinar, planchar y que calle cuando deba hacerlo. Le
haría dejar la universidad, que no le servirá de nada si él estaba con
ella. Mientras él estuviese con Anna, a ella no le haría falta trabajar
ni estudiar. Solo dedicarse a hacerle feliz y darle hijos, a los que
ella cuidaría mientras él trabajase.
Serían felices, pero primero
tendría que llevársela lejos. A otro país, podrían ir en coche cuando
las cosas se calmen y el caso caiga en el olvido. Y en ese tiempo podría
educar a Anna, enseñarle cómo debe ser una mujer tan guapa como ella.
Habla demasiado, así que habría que solucionarlo. También tiene el pelo
demasiado corto, y se viste como una prostituta. Tendría que eliminarle
también el tatuaje que tiene en el brazo, y enseñarle que las mujeres no
juegan al baloncesto.
Tenía bastante tarea, pero lo haría.
Sale
de la comisaría y se dirige a un contenedor cercano. Saca unos guantes
de látex que se pone y, de su mochila, extrae la chaqueta de cuero roja
que Katherine le regaló a Anna y él le había robado a Anna en la
discoteca.
La deja sobre el contenedor y se va, tirando los
guantes en otro contenedor más lejano. No quiere esa chaqueta, porque
Anna luce como si fuera una cualquiera de barrio cuando se la pone y
Anna no es cualquiera, es suya. Y abandonando su chaqueta, le haría ver a
Katherine que no volvería a tenerla.
Porque Anna es suya, solo
suya. Ella había sido objeto de su obsesión desde el día en el que la
vio mudándose al edificio de en frente, tras su cambio de universidad.
Lo mejor que le udo haber pasado es su sonrisa, sus ojos mirándole
alegre mientras le agradecía la ayuda con una caja que era demasiado
pesada para sus delicados brazos.
Está seguro de que no recuerda
al chico que le ayudó con una caja de las miles de su mudanza, pero a él
no le importa. Crearían juntos nuevos recuerdos, ya no tendría que
observarla a la distancia.
Porque él le daría todo lo que necesita, se dice mientras abre la puerta.
Conoce su comida favorita, su estilo de ropa, el tipo de música que le gusta.
—Si se portas bien, te daré todo eso y más
—dice, acariciando su morada mejilla ante su mirada verde, asustada.
Si se portaba bien, los dos serían felices. Juntos.
Para siempre.
Agosto 2 ACABADO.
Bien, este sería el reto número 13: Narra una escena de acoso por parte del atacante. Yo me lo imagino más o menos así. El final ya para cómo lo veáis que pa eso es abierto JAJA
Dejo links!
La pluma azul de Katty
Solo un capítulo más
Hasta otra!
Ya sabía yo que no iba a ser bonito :(((
ResponderEliminarEn fin, por desgracia (porque ojalá no fuera así) muy bien plasmado, muy realista. Espero que sigas bien después de explorar la psique de este individuo xD.
Bueno, dos relatazos que nos regalas este agosto. Qué maravilla, muchacha. Cuando puedas presentarte a concursos nos vas a apalizar vilmente a todas, jajaja.
¡Madre mía! Este relato te ha quedado súper angustioso, para mí sirve como terror, así que anótalo para el anual. Me ha parecido súper currada la psicología del acosador, al igual que el momento en comisaría.
ResponderEliminarSi tengo que poner algún pero es que tienes algún cambio a pasado que no debería estar (otros sí quedan bien, cuando hablas de cosas que son siempre y no sólo en ese punto del relato, no sé si me explico). Y un detalle es que hay alguna frase donde repites mucho los nombres y se me ha hecho un poco confuso porque tampoco conocemos tanto a los personajes. Es en esta frase, no sé si es que falta una coma o que se podría poner de otra forma para no repetir tanto "Anna":
"La madre de Anna, Carla, de cuarenta y cinco años, era la que gritaba a Katherine Martínez, de padres colombianos, y la novia de Anna que lloraba en brazos de Jessica Gutiérrez, la mejor amiga de Anna".
Muy, muy logrados tus relatos del mes, de momento mis favoritos de los que he leído. :D Enhorabuena.