Aladdin, el joven diamante en bruto, logró vencer al temible
y avaricioso Jafar gracias a la ayuda del Genio de la lámpara, al cual liberó
de su milenaria prisión usando su último deseo, y vivió feliz para siempre
junto a la hija del sultán en su hermoso castillo.
Lástima que esto no fuese del todo cierto.
Jasmine no era una mujer fácil, y mucho menos sumisa. Y no
se resignaría a quedarse en el reino de Agrabah como sultana, como todos
pretendían que hiciese. Ella decidía su propio destino, y si bien quería a
Aladdin, su sueño nunca fue casarse y estar encerrada en un castillo que
conocía mejor que la palma de su mano. Ella ansiaba salir, explorar mundo,
descubrir nuevas tierras, descubrirse a sí misma.
Lo que menos deseaba era pasar de tener que obedecer a su
padre a tener que hacer caso a su marido.
Por eso, cogió una bolsa y metió lo imprescindible en ella,
pese a las advertencias de peligro que le daba su esposo. Parecía no querer
asumir que ella también podía ser la protagonista de su propia historia, que
podía ser lo que quisiera ser y no necesitaba ayuda ni protección de nadie.
—Jasmine, no te puedes ir así porque sí —suspiraba Aladdin—.
Al menos, deja que Genio te acompañe.
—¡Yo puedo ser de gran ayuda, princesa!
Jasmine suspiró por enésima vez mientras metía una
cantimplora de agua en su bolsa.
—No quiero la ayuda de nadie, Aladdin. Y voy a estar bien,
no voy a desaparecer por siempre —rio—. El mundo es muy grande, hay muchas
cosas que puede ofrecernos, y lo que quiero es eso. Ver el mundo, yo sola. Si
te quedas más tranquilo, puedo llevarme a Alfombra.
La alfombra mágica se acercó a ella con alegría, y la
princesa acarició la tela morada con cariño.
—¿Estás segura de esto? —preguntó finalmente Aladdin, y
Jasmine le sonrió mientras le acariciaba la mejilla.
—Puedo hacerlo. ¿Confías en mí?
Ambos compartieron una sonrisa cómplice y Aladdin finalmente
se rindió ante la determinación de su esposa.
—De acuerdo. Tú ganas, Jasmine —suspiró mientras la
estrechaba entre sus brazos—. Solo ten cuidado, ¿vale? El mundo es muy grande,
pero también muy peligroso y cruel.
Jasmine sabía que hablaba desde la experiencia, porque el
mundo no había sido precisamente bueno con Aladdin durante la mayor parte de su
vida. Jasmine era consciente también de que la preocupación de su esposo estaba
fundada en su experiencia, pero eso no iba a detenerla de cumplir su sueño.
Su madre murió sin haber cumplido sus deseos, pero Jasmine
no asumiría el mismo destino. No sabía lo que se iba a encontrar fuera, y
pudiera ser que se arrepintiese en algún momento dado de haber emprendido ese
viaje y no haberse quedado en terreno seguro, en su hogar.
Pero la vida era aprender de errores, ¿y qué clase de vida
llevaría si nunca había arriesgado por lo que en verdad deseaba?
Echó un último vistazo a su castillo y a su gente antes de
encarar las dunas del desierto y el calor del inmisericorde sol. Alfombra
parecía estar tan animada y temerosa como ella, y se alegraba de contar con su
compañía en ese viaje.
—Estaremos bien, Alfombra.
Con esas palabras, Alfombra emprendió el vuelo hacia el
interior del desierto.
···
Si Jasmine pensó alguna vez en arrepentirse de su viaje, definitivamente se arrepentía de sus arrepentimientos.
El mundo era grande, hermoso, fantástico. Nunca antes había
pasado una noche durmiendo bajo las estrellas, sintiendo el frío clavándose en
su piel o su cabello reseco por el sol. Nunca antes se había sumergido en el
lago de un oasis y nadado sin temor a lo que pudiera decir la gente, o lo que
pudiera aparentar.
Nunca había visto más que desierto, dunas y extensión llena
de arena. Incluso desde lo alto de su castillo, tan solo lograba ver arena y
más arena. Cosas como el mar, las montañas y selvas existían tan solo en los
cuentos fantásticos que su madre le contaba cuando era pequeña para que
durmiese.
La nieve era fría, se escurría entre sus manos, y era blanca
como el algodón. Era moldeable como la arcilla, y se convertía en agua ante el
calor o en hielo ante el frío más extremo. El hielo era resbaladizo y estaba,
valga la redundancia, helado.
Las rocas de las montañas eran grises, negruzcas, y no
tenían arena en ellas. El desierto quedaba atrás y daba paso a árboles y
grandes edificaciones de piedra en cuya cima había helada nieve. La tierra se
volvía de color marrón, y los árboles tenían mucha más altura que los de los
oasis. Mientras más se iba adentrando, las lianas y las enredaderas empezaban
rodear los árboles, y animales como los conejos, los monos o las ardillas
empezaban a aparecer tímidamente. Jasmine pudo ver con sus propios ojos un
ciervo, con su cornadura y su porte tan elegante.
Pudo ver flamencos y cisnes en los lagos, gaviotas
sobrevolando su cabeza. Y entonces, cuando Alfombra y ella se adentraron tanto
que pasaron el bosque y las montañas, pudieron verlo: el océano se alzaba
magnífico ante sus ojos, con las olas chocando suavemente contra la arena
blanquecina de la orilla. Su espuma blanca se mezclaba con la arena antes de
desaparecer, y a Jasmine le inundó un sentimiento de tranquilidad y felicidad
que hizo que las lágrimas brotasen de sus ojos.
Sacó de su bolsa un pequeño bote de cerámica y, mientras sus
pies se mojaban con el agua salada del mar, miró al cielo azul y sonrió. Abrió
el bote y lo puso bocabajo, el viento llevándose consigo las cenizas que caían,
adentrándolas en el más profundo océano.
—Ya eres libre, madre —dijo al cielo, acompañada solo por el
sonido del romper de las olas—. Por fin has podido cumplir tu sueño.
El viento movió su cabello negro con suavidad, como si fuera
una caricia, y Jasmine se secó las lágrimas para sustituirlas con una gran
sonrisa.
Después de tanto tiempo, su madre por fin podía descansar en
paz.
Hey, gentecilla!!
AVALANCHA DE RELATOS DE ÚLTIMA HORAAAAAAAAAAAAA
Dejo el relato de octubre #1 que sería "continua con un cuento conocido en vez de aceptar el final" y pues aquí está!!
Sería el de Aladdin (peli disney que todo Dios santo conoce) y cuyo final no acabó de convencerme porque lo que Jasmine quería era libertad y aventura, no casarse xddd
En fin, esta es mi versión de la historia :3
Ay, no me esperaba ese final >.<
ResponderEliminarMe ha encantado, me ha parecido muy tierno y bonito. Me imagino perfectamente a Jasmín saliendo por ahí de aventura ella sola, es así, no es una chica que se vaya a quedar sentadita xD.
Me ha gustado mucho, aunque no me ha dejado con ninguna duda, así que a ver de qué irá la continuación. ¡Voy a leer!
Muy buenas,
ResponderEliminarMe ha parecido un relato súper bonito, muy tierno y feliz por que Jasmín haya podido hacer lo que siempre deseó: ser libre.
Como dice Esther y como muestra tu propio relato (que por cierto definitivamente es mi favorito hasta la fecha de la última tanda) el final de la peli (aunque una de mis favoritas) no me terminó de encajar con la personalidad de la princesa. Aunque claro, esto bien podría suceder, que tampoco casarse es como volver a encerrarse en el castillo, tal vez fuesen una pareja abierta y cada uno hiciese su vida y ella pudiese por fin ver mundo. Como en tu relato. Así que me ha parecido muy bien hilado al cuento de Disney y muy creíble. Por cierto nunca había oído la palabra cornadura, pero la he buscado en el diccionario y parece ser que se dice así. Siempre pienso en cornamenta, que son sinónimos, obviamente me acuerdo más de esta por culpa de Harry Potter xD
Voy al siguiente!