Sueños.
Eran sueños lo que hacían levantarse cada mañana. Sueños que, para él, parecían cercanamente inalcanzables. No era de extrañar, pues tenía al alcance de su mano todo lo que quería, todo cuanto ansiaba, tanto él como el mundo entero.
Todo lo que no tenía.
Dinero.
¿Quién no podría querer dinero? Era como tener nuevas alas. Como modificar un aspecto de su vida que no le gustaba, cambiarlo al instante. Remodelar un pasado que no deseaba tener. Tenía claro que nada podía hacerse sin dinero, porque, aunque fuera triste pensarlo, todo giraba en torno a este.
De hecho, trabajaba al servicio de un rey. Uno que tenía tanto dinero como para aliviar el hambre de todo el reino pero que no lo hacía, porque su codicia no le dejaba ver más allá. No le culpaba, si él tuviera tanto dinero desde niño, también sería así.
Pero algún día tendría tanto dinero que el rey se le quedaría atrás. Y entonces podría hacer cualquier cosa. Porque el dinero que tendría junto a su magia, le harían alguien invencible. Alguien poderoso.
Entonces obtendría todo lo que quisiera.
—¿Quieres dejar de soñar despierto, idiota? Te vas a cortar.
Miró las tijeras con las que cortaba un trozo de seda, más cara que toda su comida en una semana, peligrosamente cerca de su mano.
—Lo siento —guio las tijeras por el lugar indicado—. Si nos dejasen hacer esto con magia, no pasaría.
—Sabes que el rey no se fía de la magia. No es un feérico, pero sabe que su ejército será mejor con magia en sus filas.
—No me lo recuerdes. Ninguno quiso estar aquí en primer lugar.
—No podemos hacer nada, así que deja de soñar despierto y date prisa —miró el reloj—. Pronto los sastres llegarán a por la seda.
Le miró mal, pero no objetó. Su mejor amigo era más flexible a adaptarse a las situaciones, y se hubiese vuelto loco si no hubiese llegado a ese castillo con él. Últimamente había muchas redadas de feéricos en los bosques, con algún extraño objeto que anulaba su magia temporalmente y los secuestraban para forzarlos a ir al frente. Si no estaban en guerra, los obligaban a servir al rey, como era su caso.
A ellos los secuestraron en una de esas redadas. Nunca hubieran salido de su bosque de no ser por eso.
Por ello, cada noche miraba el cielo estrellado, pidiendo despertar como un rey, tener mucho dinero para poder tener todo lo que quisiera…
"Algún día despertarás y serás asquerosamente rico. Ese día, te darás cuenta de que no todo en la vida es dinero".
Eso le había dicho alguna vez su amigo. Pero no tenía ni idea. Si tuvieran dinero, eso no estuviera pasando. No estarían condenados a morir en la guerra o estar toda su existencia entre muros.
—Por favor —como todas las noches, pidió al cielo mientras su amigo dormía a su lado, en aquel cobertizo que era muy incómodo los días de lluvia al estar sin techo—. Quiero despertarme algún día... y ser tan rico como el rey.
Cerró los ojos, sin ver la estrella fugaz que atravesaba el cielo.
***
Agua.
Los feéricos no sabían nadar. Solo volar. El agua era para las ninfas. Odiaba el agua.
Se ahogaba. Iba a morirse sin haber conseguido su objetivo. Siendo bello y joven, iba a ahogarse sin haber hecho demasiadas cosas, sin haber dicho muchas otras.
Agitaba los brazos, pero solo encontraba agua. Entonces, algo le agarró y le tiró hacia arriba.
—¡Señor! ¿Está bien, señor?
¿Señor? No era tan viejo. Por favor, si todavía era joven y hermoso.
—Parece que respira.
Eran dos voces femeninas. Eso pudo distinguir en cuanto dejaron de pitarle los oídos y escupió el agua que había tragado.
—Señor, le dijimos que era mala idea lo de bañarse en un lago artificial.
Una de las muchachas le miraba con preocupación, pero él no se fijaba en ella, sino en su alrededor. Todo era oro, dorado, con ciertos trazos blancos.
—¿Dónde... estoy?
Las chicas se miraron preocupadas entre sí.
—Está en su habitación, su majestad, ¿recuerda...? —preguntó la otra, que estaba mojada. Seguramente ella le había salvado.
—Espera. ¿Qué has dicho?
—Que está en su...
—No, después.
Arqueó una ceja.
—¿Su majestad?
No se lo creía. Entonces no había sido su imaginación. Se miró a sí mismo, con un traje blanco y dorado como la sala donde se encontraba. Miró hacia atrás y descubrió una pequeña honda de agua. No estaba tan profundo para que alguien se ahogue, y se sintió algo estúpido por ello.
Se levantó y vio la inmensidad de la habitación. Era más grande que el cobertizo donde había vivido durante años, sin duda. Su amigo lo flipaba en colores como supiera que esa era su habitación.
—¿Se encuentra bien?
Las muchachas le miraban como si fuera un bicho raro, y él solo les sonrió.
—Sí, perfecto. Podéis retiraros, gracias por vuestra ayuda.
Las dos parpadearon sorprendidas, como si agradecerles su trabajo fuera lo más impensable del mundo.
En cuanto salieron, se puso a saltar encima de la suave cama llena de algodón. ¡Algodón! Eso solo lo había tocado para hacer las sábanas del rey. Ahora, tenía todo el algodón en sus pies, saltando encima de él como si no costase igual que a su comida del mes.
A su lado había una bandeja llena de frutas. Cogió una manzana y se la comió, hacía mucho que no comía una porque no les dejaban acercarse a los bosques.
—¡Soy rico! —rió.
Su deseo, de alguna manera, se había hecho realidad en un abrir y cerrar de ojos. Había despertado, y de la nada era rico. ¡Asquerosamente rico!
Entonces se le ocurrió ir a ver a su mejor amigo, que con toda seguridad estaría en la biblioteca del castillo, pues solía madrugar para ir ahí. No se lo creería, ni en sueños se hubiera imaginado que tan rápidamente su deseo se pudiese hacer realidad.
Ahora sí podría decirle todo lo que había callado desde hacía tiempo.
Alegre, entró en la biblioteca y encontró sus ojos verdes centrados en un denso libro.
—¡Hola! —saludó, sonriente.
Levantó su mirada del libro y le miró con extrañeza.
Las siguientes palabras que dijo le rompieron el corazón.
—¿Quién es usted?
Yahoo!
¿Cómo estáis? Bueno, yo debido a mi lesión aprovecho pa escribir un poco.
Este sería el reto nº9 "Un despertar original", y es de fantasía pa cumplir uno de los retos anuales.
La pegatina la subiré cuando tenga el 2. Espero que os haya gustado este :3
Dejo links :3
Solo un capítulo más
Hasta otra!
¡Hola! Siento la tardanza en comentar, pero más vale tarde que nunca.
ResponderEliminarDebo reconocer que me he quedado de piedra con el final. Me parece que has bordado la estructura: empezando con el conflicto, luego el giro y, por último, el final demoledor. Mis dieses.
También debo confesar que como empiezas hablando de dinero me pensaba que iba a ser un objetivo completamente distinto, pero me he llevado la sorpresa, eso mola.
No tengo mucho más que decir, ¡hasta otra!
¡Buenas!
ResponderEliminarSi te digo que había olvidado que tenía todos los relatos de este mes sin comentar no me creerías pero es lo que ha pasado...
Me ha gustado el relato aunque al inicio se me ha hecho muy repetitivo con el tema de ser rico y de ser el rey, como que lo repites mucho, tanto que pensé que sería el objetivo de ser millonario. De hecho, me ha costado ver el punto en el que todo es un sueño, es decir, ambas partes me han parecido realidad solo que la segunda es tras un hechizo que le convierte en otra persona (el rey) cumpliendo su deseo de ser rico pero perdiendo a su mejor amigo.
Triste para ser un objetivo en apariencia tan inocuo, y sorprendente como dice Esther pues yo también pensé que sería otro objetivo.
¡Voy a por el siguiente!
Sólo un capítulo más.
Buen relato, cumple con el objetivo del ejercicio 9 y es ameno y original, eso sí, reconozco que estaba convencida de que iba a ser el ejercicio 21, *Escribe de manera realista como actuaría tu personaje principal para conseguir lo que más desea si fuera millonario." Pero al final ni lo asocié :P
ResponderEliminarMuy chulo que mwzcles criaturas mágicas, aunque también creo que aces una comparación similar dos veces, sobre la seda al principio, diciendo que vale mas que su comida de la semana, y luego sobre el algodon de la cama, que es mas mas que su comida del mes, y en ambos casos me da la sensación de que es una comparacion benevolente. Quiero decir que h
eché en falta que fuera algo más costoso, siendo esclavos como parece que son, probablemente coman miserias y seguramente a mi me sonaría mejor compararlo con la comida de un año.
Me encanta el detalle de decir que el agua es cosa de las ninfas ^^
Detalle que podrías mirar:
"Su amigo lo flipaba en colores como supiera que esa era su habitación."
Pondría mas bien, su amigo lo fliparía en colores si supiera...
O, su amigo iba a flipar en colores si...
Pero en general, fácil de leer y etretenido ;3 gracias por el relato, te cuento 3op hasta que vea la pegatina en el próximo ;3
.KATTY.
@Musajue